Del Estado Asistencial – al Estado Protector: brebajes de una campaña electoral.
En Venezuela el ejercicio del poder desde las políticas asistenciales-clientelares, no es cosa nueva en el acontecer. Es una medida reiterativa emanada del Estado para mantener a la población enganchada con las políticas de asistencia social. El Estado ejecuta estas políticas que resultan ser una suerte de dependencia en el campo: emocional, económico, físico y social. Es común como en toda relación patriarcal, que los sujetos implicados pierdan la identidad y la autonomía frente al ejercicio del poder que subordina, oprime y coacciona no sólo a los cuerpos sino a su vez la crítica como parte del aparato cognitivo de las y los sujetos en lucha. Hemos pasado de ser el sujeto activo de un proceso político (poder popular, democracia participativa, etc.) a ser una masa de “beneficiarios” a disposición del poder.
Es interesante ver el desenvolvimiento de las recientes elecciones en Venezuela, dónde el aparato comunicacional no disimuló hacia dónde va dirigido su mensaje “hacia la juventud venezolana”. Particularmente el eslogan de la campaña que deja entre ver cómo son las aspiraciones del nuevo proyecto político: la reducción y simplificación del lenguaje que corre el velo de la infantilización de la política. Lo que parece ser una arenga común en los espacios deportivos, en los planes recreacionales, tiene aún la vigencia en la mayoría de los comunicados expuestos en “apoyo al Presidente Nico”, no nada más infantilizas al sujeto que lo evoca, sino que a su vez infantilizas el contexto. A esto último prestemos atención, ya que sé que consideraran que es parte de la estrategia de cualquier político en medio de una campaña electoral, pero es bien intencionada a una tasa demográfica joven que va en ascenso. Por lo cual se han creado planes para captar esta orgánica al músculo partidista. Recreas un nuevo lenguaje ya no en el campo emocional “amor”-“paz” sino en la dependencia social: un Gobierno que está criando a sus hijxs y simbólicamente se está creando un nuevo aparataje lingüístico de ver al sujeto político en etapa de crecimiento, influenciable y condicionado a la dependencia propia de un infante. A partir de los mecanismos clientelares se ha construido un Estado protector, una nueva representación patriarcal que nos “protege” de la crisis con sus bonos-mesadas guiados por una especie de amor maternal-paternal.
Tomando la idea de Michel Foucault sobre el biopoder., las relaciones de poder en una sociedad no sólo “oprimen”, sino también “construyen” la sociedad, crean un sujeto propio y dispuesto a reproducir esa relación de poder.
La abstención: otra lectura.
Las elecciones presidenciales en Venezuela han pasado en medio de una marejada de dimes, diretes, bloqueos económicos, negociaciones, concesiones y contradicciones que jugaron a ser parte del clima de la “fiesta electoral”, llamada a realizarse por nuestras afamadas y afamados constituyentistas. No obstante, después del 20-M mucho queda por decir. Y es que en medio de tanto revuelo las lecturas políticas (que han sido miles) queda una población a esperas de un cambio a pesar de tener el mismo Presidente desde el año 2013 que exclamó durante la campaña electoral del 2018 “cuando yo sea presidente” dejando un sabor de boca cómico e irónico. Entre tanto nosotras como mujeres militantes y profundamente comprometidas con un sentir y hacer revolucionario que nos mueve, decidimos expresar nuestras apreciaciones del momento.
Ya veníamos diciendo la estafa de estas elecciones fuera del tiempo regular establecido y además unas elecciones apresuradas y producto de pactos y negociaciones entre los dos bandos políticos que hacen nuestra vida de cuadritos, generándonos profundos malestares, frustración y desesperanza. La victoria de Nicolás Maduro era evidente.
Hablábamos del escenario post electoral, dentro del cual una de las consignas más sonadas estos días postelectorales ha sido el tema de “si no votaste no opines” o no falta quien diga que “aquel que no votó no quiere a su patria” o es “un irresponsable”. De esta manera la lectura que se teje en torno a la abstención es pensar que todas y todos como borregos se dejaron manipular por el llamado de la oposición –MUD- a no votar. Por ningún lado se dice que aquellxs que decidieron legítimamente no votar, lo hicieron con toda la responsabilidad de la causa. Las razones ya la saben, hay desligitimización de un proceso electoral que a todas luces estuvo mediado por la coacción al voto, las prebendas populistas de nuestros dirigentes psuvistas y el famoso “dando y dando” de Maduro. Tres elementos que parecen en común. A su vez que omite el poder de la abstención, que muestra cómo la sociedad está perdiendo “confianza” en el sistema, ese desinterés puede ser producto de condiciones inmateriales y materiales que producen los gobiernos y sus partidos políticos. No nada más se expresa estas condiciones de desinterés y rechazo en un proceso electoral, también se expresa en la tasa de migración que va en aumento de venezolanxs en el mundo.
Existe un grupo, fuerte, que nos llama la atención que son los votos conscientes por Maduro, la gente que de verdad cree que con Maduro se va a construir el socialismo, así lo demuestran en discusiones con compañerxs de formación de toda la vida, que velan por seguir pagando “la prote”. Resulta interesante cómo argumentan que el no entender a Maduro demuestra la poca claridad política de la disidencia, ya que lo que ocurre en Venezuela es un tema de luchas de clases y porque la correlación de fuerzas no está a nuestro favor… así dicen. Parece más fácil defender las relaciones con Erdogan (presidente genocida de Turquía) y decir que la crítica hacia el Arco Minero es de hippies ecologista, que arriesgarse a criticar al gobierno. Asimismo hablar del ministro Osorio es un cliché, y porque lo más importante se debe demostrar nuestra sumisión y lealtad hacia Maduro, recuerden que el imperio nos ataca. A pesar de que las sanciones impuestas de los Estados Unidos a la élite gubernamental, nos han afectado notablemente, pero por favor, no olvidemos, que el aparato productivo de nuestro país lo terminó de quebrar el actual Gobierno.
No sé si pecamos de irónicas pero, esperamos que los discursos cargados contra el imperialismo para justificar el voto devoto hacia Maduro, sean también utilizados para no solo la crítica sino la acción contra las medidas antipopulares del gobierno de Maduro y sus relaciones con países bastante imperialistas. Que la izquierda se deslastre de su romanticismo manipulador, de su cliché “del nuevo mundo posible” pensado que se va hacer con Maduro. Dejen el romanticismo manipulador de izquierdas dogmáticas de las viejas escuelas. Que el socialismo se construye con trabajo, praxis y conciencia, sin miedo y sin tapujos por perder la oficina cómoda para hacer la revolución.
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😳 Erdogan y Maduro♥
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La coacción del voto
Para muchos estas elecciones significaron la posibilidad de enrumbar al país en otro sentido, para otros significa un proceso de exigencia al Gobierno del Presidente Nicolás Maduro, que ubicándose desde una posición “crítica” optaron por el “mal necesario”, en una gala de muchos males y algunos otros candidatos sin un aparato lo suficientemente fuerte para mostrar su proyecto. En otras palabras, fue un proceso con un margen de ejercicio desigual en cuanto a período electoral y frente a la maquinaria del PSUV y Somos Venezuela.
Es importante mencionar la coacción al voto de muchas y muchos empleados públicos, que por miedo a perder su pírrico quince y último fueron obligados a votar. Les llamaron desde el toque de diana hasta conocer si habían ejercido su voto. Así como a muchas y muchos que votaron por miedo, sí, por miedo. Miedo a que le quitaran la caja; miedo a que se rayaran en el trabajo de posible enemigo y apátrida, y eso pone en tres y dos el tema de la comida. Ante el miedo de perder la posibilidad del sustento, un sustento que el gobierno decide cuándo dártelo y qué darte, es decir, el gobierno decide qué es lo que vas a comer (lentejas, caraotas negras, mayonesa, salsa de tomate, arroz, arepa con harina de tortillas, aceite y pasta), y por ende es mejor votar antes de perder esa mínima pseudo garantía de carbohidratos.
También la gente votó por una 4ta opción, pero votaron para quebrarle los votos al resto de los candidatos, y sobre todo, al candidato principal. La gente votó aun cuando no cree en el proceso electoral y menos en éste, y menos en el proceso “revolucionario”. Una mujer comentaba: “¡fui a votar por paz mental, no creo que esta vaina, pero me sentí perseguida!”. Y así es. Hay gente que tiene miedo. Miedo realmente infundado por prácticas de abuso de poder y por miedo a perder lo poquito que se tiene. El gobierno ha logrado afinar las estrategias de persecución hacia aquéllxs disidentes que no se subordinan a las líneas emanadas por el Estado Mayor. Así como en su discurso oficial se evidencian amenazas tales como: ¡no habrán más bonos!, ¡te van a quitar la casa!, ¡te vas a quedar sin trabajo!, etc. etc.
El hecho de los benditos bonos y prebendas a aquellas y aquellos que fueran a votar. Se prometieron “premios” a diestra y siniestra, lo que llevó a que el CNE se pronunciara sobre la prohibición de este mecanismo de incentivo monetario o pago alguno en los puntos políticos.
Finalmente, el dando y dando de Maduro, tú me das tu voto y yo te doy tus bonos y tus cajas del CLAP ¡y con eso vas bien!, vienen a ser la guinda del pastel de esta y otras “fiestas electorales”.
Un proceso de resguardo y organización
Las condiciones en Venezuela cada día van en detrimento cuando de la calidad de vida se trata. Muchas compañeras han manifestado que tal y como van las políticas sociales, paulatinamente nos están empujando a cada una a salir del país para profesionalizar y trabajar en la perspectiva de futuro que han venido construyendo. Estas mismas compañeras, cargan encima “la culpa” por querer irse en tiempos de crisis. Si nos quedamos luchamos y si nos vamos, toca luchar igual. Los sentimientos de culpa es necesario dejarlos a un lado, “no es tu culpa” ser la víctima. Es importante darnos cuenta de este último punto porque como bien venimos desarrollando estamos viviendo dependencias emocionales, económicas, físicas y sociales y lo primero es identificarlo para luego superarlo. Solo se puede superar trabajando desde la colectividad y desde la comunidad de afectos que es necesaria reactivarla. Tener una red de apoyo en estos tiempos chiquitos para esta batalla “de largo aliento”. Romper con la subordinación partidista que efectivamente está ocurriendo, pero es importante organizarnos para lo más mínimo: recreación, alimentación, salud, política y economía. Recobrar la tranquilidad mental. Una vez le comenté a una amiga “Para luchar contra el patriarcado hay que estar en buenas condiciones físicas”. Las condiciones físicas son importantes en tiempos de crisis y de protesta popular: hagamos ejercicios en grupo, coordinemos encuentros para hablar de lo que sentimos y de lo que podemos hacer para salir adelante, intentemos encontrarnos nuevamente. Ahora es que hay ideas y sueños por realizar.
Lo importante… no estamos solxs.