VENEZUELA | Socialismo feminista de la boca para afuera

La necesidad de construir una coherencia política desde el feminismo, que convoque se organice por las mujeres más necesitadas

12 Oct. 2019  Desde Las Comadres Púrpuras compartimos esta colaboración de La Comadre Vengala, una fuerte y sentida crítica sobre las políticas públicas dirigidas a las mujeres desde Gobierno que se autoproclama «feminista»

Cada 25 de octubre se conmemora en Venezuela el día del “socialismo feminista”, fecha que se toma a partir del día en el que el comandante Hugo Chávez  declaró durante la celebración del noveno aniversario de Inamujer – “Soy feminista y yo invito a todos los hombres de mi Patria y especialmente, a los hombres socialistas que nos declaremos y seamos feministas…”. (Chávez, 2008)

Sin embargo, en los últimos años muchas cosas vienen fallando en materia de género en nuestro país. Para algunxs, pareciera que ser feminista se resume en utilizar de manera exacerbada y equivocada el lenguaje inclusivo y gritar a todo gañote: NOSOTROS, NOSOTRAS, CAMARADAS y CAMARADOS, MILITANTAS y MILITANTOS, ¡y así no más, somos socialismo feminista!

Este año la conmemoración del día del “socialismo feminista” se redujo a algunas actividades que ¿Cómo llamarlas?: ¿Politiqueras?, ¿Populistas?, en fin, nada transcendentales en un país donde muere una mujer aproximadamente cada 48 horas víctima de femicidio, es decir de la violencia machista extrema.

No faltó la notica de prensa que acompañara la celebración del día, en donde algunas mujeres de la dirigencia política se afincaron en resaltar que en Venezuela la mayor participación política desde las bases recae principalmente en las mujeres, como si el simple hecho de ser mayoría en los CLAP (Comités Locales de Abastecimiento y Producción) o en las organizaciones de base se tradujera en procesos y espacios de toma de decisiones y en la participación en los altos cargos que garanticen la vida de las mujeres.

En Venezuela sin duda alguna en el proceso constituyente del 1999 con Chávez, las feministas organizadas -sin importar la tolda política- tuvieron una gran incidencia en ese momento pues impidieron la incorporación de la inviolabilidad de la vida desde la concepción, incorporaron el artículo 77 en el que se garantiza el derecho a las parejas a decidir el número de hijos y el intervalo entre ellos, lo que trajo el reconocimiento de derechos sexuales y reproductivos en el orden constitucional el reconocimiento de la crianza compartida, de la jubilación para trabajadoras del hogar.

En algún momento el gabinete ejecutivo llegó a estar integrado principalmente por mujeres, se crearon los principales órganos de atención y prevención de la violencia, parecía que el oscurantismo machista de la izquierda de otrora se veía encandilado por el relámpago del feminismo popular, florecían por doquier los colectivos de mujeres, las consignas, las conquistas, un nuevo mundo parecía construirse ante nuestros ojos.

Hoy la situación no es precisamente la mejor, la crisis generalizada y las medidas asfixiantes han golpeado principalmente a las mujeres y por ende la militancia femenina también se ha visto entorpecida. Son las mujeres las excluidas de siempre: las proletarias de los proletarios, las descamisadas de los descamisados, ciertamente se tuvo en el país un empuje hacia los derechos de las mujeres pero pareciera que ese avance quedó estancado.

Pero no sólo la vida de las mujeres en Venezuela está precarizada. Las personas LGBTQI se encuentran en la invisiblización más profunda, para ellxs -para nosotrxs- no ha habido el menor avance. Ser una persona LGBTQI en Venezuela es una lucha constante por ser y existir y por hacerse respetar, pues no hay un solo derecho consagrado a nuestro favor.

Resulta realmente indignante, paradójico, contradictorio y hasta ignorante el homofóbico, transfóbico, sexista y misógino que muchos machos de los principales dirigentes políticos del chavismo reproducen a diario en sus mítines, redes sociales, declaraciones de prensa. Y yo me pregunto: ¿Es responsabilidad de las medidas de Trump la ausencia de derechos para la comunidad y la ausencia de respeto por la misma?

¡No que va! Compañerxs. Pareciera que algunxs olvidaran a propósito que el asumir un cargo de poder les obliga a trabajar en función de las demandas sociales y a tener congruencia ética, a sostener una práctica realmente cónsona con los fundamentos elementales del respeto a la dignidad de toda persona independiente, ente de su identidad de género e identidad sexual u orientación sexual.

Hay uno por ahí, que le dio por ser vampiro y refundar al estado Carabobo como la ciudad Gótica, -literalmente- que nada más leyendo un par de líneas de los obscenos comentarios que publica en sus redes sociales, se evidencia el machismo que de él se desborda.

También están a quienes les encanta convocar a toda esa fuerza de mujeres chavistas, militantes que guerrean y batallan a diario en sus barrios, es sus casas, sólo para que les rellenen el bulto. Yo misma los he escuchado decir “convóquenlas a todas y póngalas ahí para que se vean bonitas”. Una vez más han utilizado a las mujeres para tomarse la foto y para hacer de relleno.

Y qué decir, de quienes ocupando un cargo público en organismos de recepción de denuncia de violencia contra las mujeres, omiten el debido proceso, revictimizan, juzgan, culpabilizan, pelotean, agreden y se burlan de las mujeres que acuden pidiendo ayuda, pidiendo que hagan su trabajo.

Han sido muchas las muertes de mujeres que se hubiesen evitado si el funcionario o la funcionaria hubiesen tenido al menos la decencia de no invitarla a conciliar, y mandar a la víctima nuevamente a los abrazos del que luego se convierte en su asesino.

Cada vez son más ausentes las políticas públicas en materia de erradicación de la violencia, las mujeres en la base popular soportan el peso de la distribución de los alimentos, de la movilización, de la defensa del territorio, del cuidado de toda la comunidad, sin que esto repercuta en verdadera participación política paritaria y en la toma de decisiones como ya se mencionó.

Hoy son mayoría los hombres en todos los espacios políticos de alto rango, aunque alguna vez, el año 2018 la ANC (Asamblea Nacional Constituyente), discutió una ley para garantizar la equidad en los cargos de poder, pero imagino que estarán esperando a que la rana eche pelo para promulgarla.

Las salas de cuidado diario y lactancia materna brillan por su ausencia aún y en las propias instituciones del Estado. Misiones emblemáticas como “Madres del Barrio”, creada por Chávez para reconocer el trabajo no remunerado de las mujeres, en la que además se les ofrecía herramientas de empoderamiento económico, político, profesional fueron reducidas a misiones como “Hogares de la patria”, donde la mujer perdió protagonismo volviendo a ser invisible ante el concepto universal familia. Se dan los casos donde es el hombre el que se asume “jefe de hogar” y el que cobra el incentivo económico, aunque éste haya abandonado el núcleo o sea un maltratador.

Igual suerte corrió el Banco de la Mujer (BANMUJER), que se encargaba de brindar asesoría, apoyo técnico y económico para el emprendimiento femenino, desde una visión feminista, fue asimilado por la banca pública, en un solo combo se juntó a la juventud, el pueblo, el poder popular y por allá de último la mujer. Por allí aún a pesar de la ardua hiperinflación que nos fatiga han logrado sobrevivir uno que otro emprendimiento y un plan escueto del Ministerio llamado Credimujer, que poca capacidad de cartera tiene en comparación con otros sectores sociales del país.

El último Congreso Internacional de Mujeres fue de lo más selecto, la participación se redujo a las de siempre, concejalas, mujeres del PSUV, funcionarias públicas y ministras. Las feministas radicales, las aborteras, las lesbianas y las transgéneras no tuvimos credencial de invitación al magno evento.

Para en el recuerdo quedaron los consejos consultivos feministas a puertas abiertas y las EFOSIG (Escuelas de Formación Feminista Socialista para la Igualdad y Equidad de Género). Las mujeres batallamos con la patriarcalización de la política, donde parece haberse impuesto la razón de los machotes en deterioro de la razón colectiva.

¿Acaso no retumba en sus oídos los gritos de las que sufren, de las que lloran, de las que ya no están?,

¿Acaso han olvidado la senda?,

¿O acaso nunca la supieron andada?

No habrá paz sin las mujeres, es algo que otras revoluciones como la Rusa de 1917 o la revolución Kurda, Cubana y Palestina de ahora reconocen muy bien, y no habrá verdadera revolución mientras no asumamos el compromiso individual y colectivo, la obligación, el deber histórico de deconstruir el patriarcado que llevamos dentro.

No basta celebrar el día del “socialismo feminista” así como tampoco basta regalar chocolates el día de la madre.

Recordemos que: no hay nada más parecido a un machista de derecha que un machista progresista de izquierda, y al que le pique, pues que se rasque.

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