Ketsy Medina 5-02-2021. Dedicadas a la atención del conuco, al trabajo como jornaleras en las vegas que arrancaron con la temporada de siembra, a la preparación del alimento en el fogón para la familia, a cargar agua del río, cortar leña, cuidar de los hijos e hijas entre otras actividades en las que el cuerpo es el primero en exponerse, las mujeres de la comunidad rural La Concepción, ubicada en las montañas mirandinas, incluyeron en sus dinámicas cotidianas los encuentros mensuales en los que acompañadas de sus crías, diseñan actividades para juntarse y accionar en contra de las violencias.
Estos espacios para el intercambio de sentires y pensares comenzaron el 25 de noviembre del 2020, fecha en la que se tomó de referencia la conmemoración del día Internacional de la Eliminación de la Violencia en Contra de las Mujeres. Materiales diversos sirvieron de apoyo, entre ellos la Ley Orgánica sobre el derecho de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y el violentómetro, gracias a los cuales se pudo conocer que las agresiones físicas, verbales y psicológicas eran las violencias más fáciles de reconocer, dato que impulsó y sirvió de contenido base para la realización del primer evento comunitario.
Bajo el lema Comunidad unida, comunidad fortalecida las mujeres organizaron distintos equipos de trabajo en los que esposos, amigos, hermanos y vecinos colaboraron sumándose a las tareas de limpieza y decoración de la escuela, elaboración del sancocho, repartición de invitaciones, preparación de presentaciones especiales (bailoterapia, dramatización y muestra de títeres) y apoyo en las dinámicas de juegos para los y las asistentes.
A eso de las 10:00 de la mañana del 30 de enero 2021 arrancó la actividad hasta cerca de las 02:00 de la tarde; aún cuando no se contó con electricidad por fallas del servicio público, las ganas de compartir, entretenerse y disfrutar fueron más poderosas, los juegos marcaron el inicio del evento, la edad o el sexo no fueron limitantes para conformar equipos en los que niñes y adultes se relacionaron como iguales. La primera presentación contó la historia de la violencia física y psicológica presente en el hogar, los títeres contaron la historia de la Caperucita Morada, en la que en su versión feminista decía al lobo agresor sexual y femicida No es NO.
Para finalizar la actividad se repartió el sancocho comunitario y con el fueron entregadas a muchas de las personas presentes un pequeño detalle que consistía en una prenda de vestir, producto de las donaciones que de la ciudad de Caracas hicieron llegar. La bailoterapia fue el cierre y en ese momento los cuerpos que a diario trabajan, se relajaron y entregaron a la celebración.
La autogestión y la voluntad colectiva hicieron posible esta actividad, que gracias al aporte de lo que se quiso y puedo dar permitió concretar un hermoso encuentro comunitario que espera repetirse para continuar visibilizando otros tipos de violencia.