Manifiesto #8M Las Comadres Púrpuras

Nombrar los hechos por su nombre, pasa por reivindicar el aspecto político del 8 de marzo. No es un día para celebrar, es un día para protestar por nuestros derechos.

8M Las Comadres Púrpuras | Fotografía Kuamachi
Créditos: Fotografía Kuamachi

¡No es el día de la mujer, es el día internacional de las mujeres trabajadoras!

Las precarias condiciones en las que vivimos las trabajadoras, hacen que nuestras vidas se tornen más difíciles. La crisis producida por las políticas gubernamentales que  pactan una economía privatizadora y esclavista, pone hoy a la mujer venezolana en condiciones de sobreexplotación, migración forzada y sobrevivencia. Decir hoy que hay trabajo decente en nuestro país, es una gran mentira y propaganda partidista. No existen libertades sindicales, no existe el salario, ni la democracia.  

Denunciamos que:

La normalización de la violencia y la impunidad propiciada desde las estructuras del Estado profundiza las relaciones de desigualdad, lo que se traduce en un aumento de violencia hacia las mujeres y de feminicidios.

La pandemia vino a  revelar la situación crítica en la que se encuentran los cuidados al no ser reconocidos  socialmente como esenciales para la vida. Los cuidados son una labor que contribuye directamente en el sostenimiento de la economía nacional, tanto los cuidados dentro del hogar, como en el ámbito social, y que las mujeres han sido encapsuladas a practicar esta labor, la cual no ha sido reconocida como un trabajo remunerado.

En Venezuela no se respeta el fuero maternal, han desaparecido las guarderías en los centros de trabajo, como la responsabilidad de los patronos a pagar estos derechos, se están desconociendo los permisos de lactancia materna, lo que las empuja a la informalidad y al desempleo. Esto es una forma de exclusión que atenta contra la autonomía económica de las mujeres.

La sobrecarga de horas de trabajo que tienen que pasar las mujeres venezolanas por el colapso de los servicios básicos, por ejemplo la ausencia de agua atenta contra la salud y la vida, son pocas las mujeres que pueden acceder a camiones cisternas cuyos precios son exorbitantes. Exponiéndolas a situaciones de violencia para acceder a estos servicios.

A esto se le suma que las mujeres han tenido que asumir funciones de enseñanza a sus hijas e hijos motivado a la deserción de las maestras dentro de los planteles tanto por salarios precarios, migración forzada, como por la pandemia.  

Por otro lado tenemos a las trabajadoras sanitarias que les ha tocado hacer frente a la pandemia sin equipos de bioseguridad, sin insumos, además de ser las primeras afectadas en su salud.   

Además, las mujeres nos enfrentamos en silencio a una realidad que nos agrede y nos lastima: el acoso sexual en nuestro lugar de trabajo. El acoso sexual es un tipo de violencia sexual que causa daño emocional y psicológico, generalmente cuando se es víctima de violencia no se dice porque hay muchas cosas en juego: que no te crean y te desprestigien, que te boten del trabajo y que te ridiculicen. Tomar acciones pasa por decisiones del Estado y de los empleadores, y esto no requiere de mayor financiamiento sino de voluntad política.

Es fundamental denunciar que el gobierno nacional viene promoviendo una lógica y práctica extractivista y privatizadora que no solamente atenta contra el medio ambiente, sino que está desangrando los cuerpos de las personas en donde establecen las Zonas Económicas Especiales, estas zonas violentan los derechos laborales, el derecho a la libre asociación o sindicalización, las libertades políticas y obliga a las mujeres y niñas a la explotación y esclavitud sexual en las zonas mineras.

En consecuencia, el trabajo informal abarca a un gran número de sectores que van desde el comercio informal hasta el teletrabajo, todos tiene  como rasgo común una sobrecarga de tiempo, sin condiciones, sin seguridad social, sin prestaciones, sin derecho a huelgas ni vacaciones.  

Agregamos que sin autonomía reproductiva las mujeres no alcanzan una autonomía económica ni política y la maternidad forzada solo contribuye a la feminización de la pobreza y la exclusión.

Es por ello que exigimos:

  1. Exhortamos a todo funcionario o funcionaria de la burocracia, sino pueden gestionar públicamente en favor de los intereses colectivos de las personas, les exigimos su renuncia.
  2. Exigimos protocolos para la erradicación del acoso y la violencia sexual en los espacio de trabajo y educativos.
  3. Exigimos salarios indexados a la canasta básica y pensiones dignas.
  4. Respeto a la libertad sindical, a la libre asociación, la protesta y a la huelga.
  5. Exigimos la libertad de las y los trabajadores presos.
  6. Reivindicamos las labores de cuidados como un trabajo remunerado.
  7. Exigimos el reconocimiento social y económico de las labores de cuidados.
  8. Promovemos la justa distribución de las tareas domésticas.
  9. Respeto a los derechos ambientales y respeto a la soberanía de los pueblos.
  10. Exigimos la derogación de los delitos de abortos contemplados en el código penal.
  11. Respeto al ocio y al descanso
  12. Respeto a los derechos de las mujeres y al ejercicio de la justicia.

BASTA DE VIOLENCIA DE ESTADO

SALUD, GOCE Y LIBERTAD

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Somos un grupo de amigas, parias y rebeldes. Nos dimos cuenta que la brujería y los movimientos paganos comunicacionales son lo nuestro. Aún pateando calle y con un poco de paciencia, nos adentramos en el mundo cibernético. Ladramos, mordemos y cuando llega el momento nos ponemos el monóculo. Maestras en el arte comunicacional y politólogas, aferradas a la loca idea de cambiar al mundo con un poco de humor.

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