El Jueves 15 de Marzo de 2018, participamos en un acto de esos que son bonitos, dignos y por los que arriesgas el pellejo.
Existen mujeres que se paran todos los días a trabajar para llevar la yuca a la casa. Una jornada que no termina en el trabajo, si no que se acrecienta y continua al llegar al hogar. La empresa privada Ovejita, que todas y todos conocemos ¿quién no tiene un mono Ovejita? ¿una camiseta?, tiene una historia de más de 70 años en Venezuela, confeccionando piezas que distribuyen en casi todo el país. Esta empresa se sostiene en la actualidad manteniendo a las trabajadoras y trabajadores con un salario que raya en lo absurdo. ¿Te imaginas ganar un salario entre Bs. 8.000 y Bs.20.ooo diarios? Pues sí, aún existen las maquilas en este siglo XXI y lo evidenciamos en esta empresa que solo costea esa cantidad, sin HCM, desmejora constantemente en los bonos para medicamentos, además de contar con un sindicato patronal que no vela por los derechos de las trabajadoras.
El salario mensual que reciben las trabajadoras no alcanza para adquirir la prenda más barata que ellas mismas producen o ni siquiera para comprar 2 huevos diarios. Sin embargo desde el mes de marzo las trabajadoras se han venido organizando a través de delegadas de base y el apoyo de las delegadas de prevención, y han logrado protestar numerosas veces en su hora de almuerzo, debido a las represalias que puede tomar el patrón si protestan en el horario laboral.
Es así, como el 15 de marzo, un grupo de trabajadores de sindicatos clasistas, militantes obreros y compañeras feministas, nos apostamos frente a la empresa para apoyar la protesta de las trabajadoras de Ovejita y poner en práctica el necesario principio de solidaridad de clase. Al mediodía se logró una nutrida protesta de cerca de 150 trabajadoras y trabajadores que hizo resonar la calle principal de Altavista en Catia.
Este grupo de mujeres de la Ovejita, simpáticas, activas sin pelos en la lengua, las conocimos por primera vez la semana pasada en un conversatorio que realizó la organización política Pan y Rosas en la Escuela de Sociología. Recordamos con afecto como nos comentaban la compañeras sobre lo que sentían al momento de protestar:
«Comemos rápido, para bajar con nuestros pitos, consignas para luchar por nuestras compañeras, no es fácil pero allí estamos»
«Lo que más me gusta es hacer pancartas,»
«Antes yo te sacaba 16 cortes, ahora solo saco 1, así yo protesto»
Sus palabras, consecuencia y sencillez dieron paso a ver este acto de protesta que se construye desde una solidaridad espontánea, que no mide partido político, sino luchar por la causa justa y valiosa que es el respeto a la vida y el trabajo. Un ejemplo, que te deja el corazón en la mano y con el entusiasmo para acompañarlas hasta las consecuencias que sean necesarias.
La realidad de las compañeras de Ovejita expresa la terrible situación de las y los trabajadores, pero también refleja un sentimiento de hartazgo de la situación actual. Esta primera actividad de solidaridad, puede empezar a abrir un nuevo camino de organización y lucha por la defensa del trabajo, pero sobretodo de la dignidad. Desde Las Comadres Púrpuras nos sumamos a la militancia de un feminismo de clase, urgente y combativo para recuperar una necesaria identidad colectiva en la calle.
La invitación es a seguir esta lucha que vienen dando las compañeras, multiplicar la solidaridad y darles todo el apoyo que amerita la lucha por la vida y el trabajo digno.
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