La vida es la experiencia percibida de las cosas que vivimos

La vida no es solamente las acciones que llevamos a cabo. La vida es la experiencia de esas cosas que vivimos. Por ejemplo, besar a una persona no es simplemente una acción física del tacto, del gusto, del olfato y del olor, besar a una persona también es la carga socio-emocional de a quién, o mejor dicho, con quién nos estamos besando. Hay todo un contexto construido que carga de sentido a ese beso, a esa persona y te carga de sentido también a ti.

Esta es la introducción de la que nos valemos para resaltar la importancia de visibilizar cómo la sexualidad social se encuentra totalmente plagada de hombres abusadores, y que por ser esto una epidemia cultural, está más que justificado que los hombres de ahora en adelante nos vinculemos desde esa suerte de paranoia autoperceptiva, que nos estemos superconscientes de nuestras acciones.

Es necesario que los hombres nos insertemos en este contexto desde la paranoia preventiva de autopercibirnos como potenciales violadores o abusadores para que aunque sea, la experiencia de los abusos que cometamos, incluso esos que no logramos entender que sean abusos –porque estamos hablando de que hay abusos más fáciles de desmantelar que otros que se encuentran tan naturalizados que parecen formar parte de la identidad del ser hombre, no sólo visto así por los hombres sino por el entramado social en su conjunto–, se transforme en una experiencia consciente de las acciones que llevamos a cabo.

Por desgracia esta predisposición preventiva no acarrea consigo un cambio inexorable de las bases abusivas, esclavizantes y violadoras de nuestra sociedad. Lo que sí genera es una transformación en la consciencia, digamos que antes de generar un cambio, esta paranoia accional permite que se gesten las ganas de cambiar en los hombres, o al menos nos advierte de que estamos cometiendo actividades despóticas, ya sea que las rechacemos o que abracemos ese rol despreciable. De una u otra forma ya no nos permitirá escondernos en el pretexto de la ignorancia, en las excusas biologicistas inventadas por los ojos machistas que se imponen dictatorialmente en los espacios científicos, esos ojos de hombres blancos y con privilegios económicos.

Tal vez esta visión no sea alentadora para nadie que quiera ver un cambio inmediato, pero la verdad es que ni es nuestra meta alentar con falsas esperanzas, ni creemos que los cambios puedan ser inmediatos.

En lo que sí creemos es en el peso de la culpa judeo-cristiana que le retorcerá la mente a los hombres que de ahora en adelante serán acusados de abusadores por parejas, por amigas, por familiares o por desconocidas; y estas acusaciones que pesen sobre ellos o sobre sus amigos les harán sentir miedo, y ese miedo nos calma, porque ese miedo sabemos que le saca miedo a las víctimas, le saca miedo a las mujeres, y aunque a veces ese miedo nos caiga encima, aunque sintamos doble miedo, el miedo de ser hombres en estos tiempos y el miedo de no ser un hombre como la sociedad lo ordena, sabemos, nosotros los que nos entregamos a la Machoctomía, sabemos que podemos confiar en esas mujeres transformadas por el resto del miedo, sabemos que podemos apoyarnos en ellas para sanar las heridas que deja la Machoctomía, y no desde ese rol de hombre que consume el tiempo y las energías emocionales y afectivas de las mujeres, sino apoyarnos desde ese reconocimiento de lo necesario de la paranoia preventiva de los hombres.

Sólo queremos acotar que creemos que los cambios no son inmediatos porque hemos vivido en carne propia lo que es adentrarse en un proceso de cambio y recaer en viejas formas de actuar.

Los vicios de los privilegios machos funcionan sobre la identidad similar a como lo hace una sustancia adictiva, una vez que sacas de tu vida el estímulo vicioso tienes que establecer todo un nuevo contexto existencial, pero como la realidad se impone y los contextos no se compran por internet ni te llegan a tu casa, eventualmente el contexto se prestará para que tu identidad sienta la necesidad de darle cabida a la demanda del vicio, ya sea que se exprese de una forma o de otra, y en ese momento es que podemos dejarnos guiar por las mujeres y por todas las personas disidentes de la cultural patriarcal, y es cuando podemos tener una recaída. Sabiendo que las recaídas no son para siempre, ni eliminan los avances logrados hasta el momento, pero también sabiendo que si en la recaída te das una sobredosis y mueres, pues ya no hay nada que rescatar.

Así que para que haya algo que rescatar siempre de las corporalidades obligadas a cumplir con la violenta identidad de hombre en estas sociedades, para eso y por eso es que rescatamos la relevancia primordial de desarrollar en los hombres la consciencia paranoide que puede funcionar por los momentos como una medida preventiva, hasta que los hombres aprendamos otras formas de acercarnos a nuestra propia sexualidad y a la sexualidad de las otras personas, y así podamos ir soltando la paranoia, mientras al mismo tiempo soltamos los vestigios de la sociedad machista que nos fue impuesta.

ARTES: Ellen Altfest – encuéntrenla en pinterest Women in art- https://pin.it/upnwycfmihmt5c

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