Una vez en pleno acto sexual el chico con el que estaba, encima mío dándome durísimo, se levanta un poco y me suelta una cachetada, quede medio desconcertada, espero mi reacción, pensando que obviamente podría ser de rechazo, pero resulta que no, fue de satisfacción y cuando leyó en mis ojos: dame más y más duro, comencé a deslizarme en un tobogán de placer que no imagine.
En ese tobogán seguía yo desplazándome y cada vez que estaba con él la cosa de ponía más hardcore. Cuando me penetraba paralelamente me ahorcaba, y yo ahí casi asfixiándome, veía las nubes del cielo, sentía placer y cada vez quería más. Jala mi melena, y el sin decirle lo hacía, pero cada vez la sensación de querer más fuerza sobre mí me excitaba mas. Era un juego de roles donde yo cedía todo mi poder, donde quedaba como una barajita, una hoja recién caída de un árbol que el viendo con fuerza arrastraba.
Era libre, sin ataduras y sin control de nada.
Era la mejor sensación del mundo.
Ahí me dije, ¿qué es eso que ahora te gusta?
¿Te gusta que peguen y te maltraten mientras te cogen?
Mmm, este, sip.
¿Encontré una forma placentera de drenar la violencia dentro de cuerpo?
Mis respuestas a todas mis intrigas eran si, lo que no me imaginaba era que seguiría desplazándome en ese tobogán, pero con otro protagonista mucho más hardcore.
En el tobogán de placer me encontré con otro chico, una cara de niño inocente que no se la quitaba nadie, pero que no tenía nada que ver con todo lo que sabía. Era un alto estudioso del BDMS (sino sabe vaya y búsquelo en google.
Esta vez nos vamos a centrar en otra cosa) y como buen estudioso de la sumisión tenia todos sus juguetes, cuerdas, látigos, dildos, vibradores, plug anal. Había de todo, era la gaveta del placer. Y lo más interesante, vivíamos juntos.
Un día me fumo un porro, ya estaba bañada porque casi todas las noches cogíamos. El me para frente a su cuarto mientras escucho de fondo Two Feet (el mejor grupo musical para tirar) me venda los ojos, me da dos vueltas y me lleva de la mano para la cama, me acomoda sobre ella y me toma de un brazo y me lo sube, de repente siento que pasa una cuerda sobre mi muñeca, y yo sin ver nada, jala mi brazo con fuerza y lo amarra.
Uds. comprenderán que yo estaba medio drogada y una de las cosas que a veces te da es paranoia sumado a que soy claustrofóbica, no me gusta que abracen fuerte, la sensación de asfixia o de no tener CONTROL, si soy controladora.
Respiré profundo, y ahí entendí poco a poco de que se trataba la sumisión, tenía que ceder, tenía que entregar mi control y mi poder, tenía que confiar, y así lo hice, mientras el termino de amarrar mis cuatro extremidades fuertemente sobre la cama.
Arranco el juego
Primero comenzó a pasarme hielo por mis pezones, y así por todo mi cuerpo mientras me chupaba poco a poco.
Tenía una especie de plumilla que deslizaba sobre mí que en vez de darme risa me erizaba la piel, me mordía lo pezones y me masturbaba con su mano mientras yo gemía suavemente, bajo lentamente y me hizo el mejor sexo oral del mundo, luego tomo, creo yo por la sensación una especie de látigo con el que me pegaba, y yo dentro de mí, le decía más, más fuerte.
Pero no, él sabía lo que hacía, era como ir subiendo una escalera, poco a poco, solamente que yo quería ir de dos escalones en dos. Introduce algo en mi ano, primero lo sentía pequeño, pero luego poco a poco iba aumentando de tamaño.
Ya yo no estaba ahí, estaba en otro nivel de conciencia, ya la nota se me había pasado, ya estaba en otra nota, estaba fuertemente conectada con mi cuerpo, con mi placer, conmigo misma. Mete un vibrador y seguía, y seguía mientras yo gritaba y acaba de placer a chorros. Si, eran chorros.
De repente de abalanza sobre mí y me penetra, se lo había pedido a gritos. Las muñecas me dolían, y eso me fascinaba. Mientras me cogía me fue soltando las cuerdas una por una, mientras iba modificando las posiciones para cogerme.
En una de tantas quede solo amarrada de un brazo al borde de cama en cuatro mientras el fuertemente me cogía por el culo y me jalaba el pelo con mucha fuerza. Ahí morí y resucité al mismo momento.
El acabo dentro de mi culo, y caímos los dos tumbados sobre la cama, extasiados.
Las muñecas las tenía moradas, me volteé y le dije, gracias por el mejor sexo de mi vida.
Pd: Me moje mientras escribía recordando esto.