Desde el mes de mayo se han venido dando en Brasil una serie de movilizaciones en favor de los derechos estudiantiles y laborales en contra de los ajustes cada vez más impopulares del gobierno de Bolsonaro. Lo que ha llevado a estudiantes, sindicalistas, movimientos sociales y obreros a convocar un gran Paro General para frenar dichas medidas.
Tales como la reforma previsional, con la cual Bolsonaro pretende hacer retroceder un derecho laboral conquistado como es el de la seguridad social para pensionados y jubilados, estableciendo por primera vez una edad mínima de jubilación (65 años para los hombres y 62 para las mujeres). Así como también, el gobierno pretende reducir al 30% el presupuesto para la educación superior.
Bolsonaro entre denuncias y marchas
Otra de las denuncias que se manifiestó en las calles de Brasil durante el paro fue la del incremento del desempleo y la indigencia.
Es por ello que mucha gente ha mostrado su descontento en contra el gobierno a través de trancas de las principales avenidas del país, de la paralización en 19 capitales de medios de transporte público como el metro, y la paralización de universidades, escuelas, sucursales bancarias y petroleras.
La respuesta del gobierno de Jair Bolsonaro ha sido la de utilizar bombas lacrimógenas para acallar la protesta popular y llevar adelante estas medidas de manera arbitraria e impopular.
El pueblo brasileño esta organizándose, en contra la injusticia que impone el gobierno.
Bolsonaro y el #EleÑao
La campaña #EleÑao (Él No) fue todo una gesta por las redes sociales y en las calles para pronunciarse contra de Bolsonaro, representante político que constantemente se pronuncia con comentarios homofóbicos, descalificativos hacia la mujer y en contra de los sectores populares. Más de 193.000 veces en Twitter y 165.000 en Instagram se compartió está campaña con distintas consignas que le acompañaban.
Durante la candidatura de Bolsonaro, este manifestó: el «error» de la dictadura militar de Brasil (1964-1985) fue «torturar, no matar» a los activistas de izquierda y prometió dejar de financiar organizaciones de derechos humanos «porque los derechos humanos son un perjuicio para Brasil».