9 de marzo | MITIN DE MUJERES

Seguimos apostando al encuentro, es la única forma de aplacar la violencia ejercida sobre nuestros cuerpos y territorios, reconocernos y cuidarnos para garantizar la vida digna

¿Por qué un mitin de mujeres?

Porque creemos que es imprescindible el encuentro de diversas voces, de las individualidades y organizaciones para hilar desde la experiencia y la vida de cada mujer la situación que actualmente atravesamos y denunciar la precariedad de la vida, la precariedad del salario y las dificultades para garantizar un presente y un futuro dignos.  

Porque creemos que las voces divergentes son necesarias en aras de la construcción del tejido social y frente a la polarización hegemónica que nos oprime y nos invisibiliza.

Nuestro país atraviesa una de las crisis económica, política y social más atroces en su historia contemporánea trayendo graves consecuencias negativas en la población, además de nuevas formas de opresión y empobrecimiento de la vida de las mujeres.

Estamos frente a una lucha que es en defensa de la vida digna, de los territorios que se encuentran en conflicto frente a la depredación del paisaje natural por proyectos extractivistas, contra la desaparición de los cuerpos que se rebelan y los nuevos mecanismos de control social que viene desarrollando el gobierno.

Cada vez nuestra cotidianidad está más marcada por la presencia de «Cuerpos de Inseguridad del Estado» que con su hostilidad y beligerancia buscan aplacar la protesta popular, buscan callar la critica y la lucha que actualmente va más allá de cualquier ley de papel, estamos luchando por LA VIDA DIGNA Y LIBRE DE LA VIOLENCIA DEL ESTADO. 

Ante esta machocracia que es la lógica del poder despótico que subordina y aplaca cualquier expresión de VIDA, distintos grupos de mujeres recobramos el espíritu de la palabra, retomamos en el encuentro dispuestas desde nuestras diferencias a alzar nuestras voces, porque sabemos que el problema no son las diferencias sino la JERARQUIZACIÓN DE LAS DIFERENCIAS sobre un manto de PRIVILEGIOS y COMODIDADES.

NOS AUTOCONVOCAMOS, frente al silencio y la indiferencia a seguir construyendo espacios donde retumbe la palabra del nosotrxs.

Múltiples gritos se levantan frente a:

La ausencia de políticas públicas que garanticen una educación sexual responsable aunado a la escasez de métodos anticonceptivos expone la salud de las mujeres porque incrementa el riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual y de embarazos en edades cada vez más tempranas, embarazos de alto riesgo producto de la desnutrición y embarazos no deseados que terminan por un lado en abortos inseguros, posibles muertes maternas, y por otro lado en maternidades forzadas.

Las precarias condiciones de los servicios públicos: falta de agua y luz  hace que las mujeres se vean gravemente afectadas en su higiene personal y en su higiene menstrual en particular lo que imposibilita el desarrollo de  una vida cotidiana “normal”.

Las precarias condiciones del sistema de salud pública, la ausencia de mantenimiento de los hospitales pone en peligro la salud de la población.

El tratamiento periodístico denigrante en los casos de femicidio ocurridos tanto en el territorio nacional como en el extranjero y su relación con la máxima migración que ha sufrido el país.

La migración forzada en  busca de mejores condiciones de vida ha ocasionado el desmembramiento de las familias, el incremento de la soledad de la población adulta mayor, que por un lado se encuentra desasistida y por el otro, está a cargo del cuido de las nietas y nietos. A su vez está migración forzada ha disparado las redes de trata y prostitución que obedecen a la condición de vulneración en la que se encuentra la mujer venezolana.

Las condiciones indignas de trabajo y la pauperización del salario ha deteriorado la expectativa de vida, el incremento de las personas pobres debido a la desvolarización del sueldo, la violación de las contrataciones colectivas y la imposición silenciosa del memorando 2792.

La criminalización de la protesta a través de acciones cada vez más represivas e indignantes sobre quienes manifiestan sus demandas en las calles, como el reciente baño de mierda y orine que sufrió el personal docente un gremio donde el 80% de su nomina esta conformado por mujeres.

El año 2019 cerró con 167 mujeres asesinadas por la violencia machista, en su mayoría femicidios agravados es decir que el agresor tenía un vínculo cercano y sentimental con la víctima. El femicidio es la violencia extrema, la última que se ejecuta posterior a otras formas de violencia ejercida sobre las mujeres de manera regular y frecuente: violencia psicólogica, violencia verbal, violencia física, violencia sexual e inclusive patrimonial. El femicidio puede evitarse con la debida atención por parte de profesionales capacitados de las instituciones creadas para ello.

Asimismo, la ausencia de formación en el personal de los órganos receptores de denuncia desatiende a las mujeres violentadas regresándolas al lado del agresor y por ende regresándolas al ciclo de la violencia y a la posibilidad de su muerte.

Este año supimos que en el mes de enero ocurrieron 26 femicidios, casi el doble de los registrados en el mes de enero del año pasado, casi un femicidio por día y nada pareciera indicar que se están tomando los correctivos para evitar su ascenso. Creemos que pueden ser más debido a que muchas de las muertes no  son registradas. La ausencia de estadísiticas y monitoreo institucional es inexistente y las experiencias que intentan recabar información son pocas y no logran cubrir gran parte de la población, lo que ocasiona el subregistro.

La precarización de la vida ha generado  que la población se encuentra en un lugar cada vez más dependiente y vulnerable frente al poder estatal, pareciera que nos quisieran ver encerradxs en nuestras casas y en las dinámicas de sobrevivencias que nos han impuestos, nos quieren ver como unas victimas que recogen las migajas que deja caer el poder de vez en cuando, las mujeres hemos decidido no hacer el juego de a este ataque brutal que sufren nuestras vidas.

Ante tanto silencio, indolencia y omisión de las instituciones, de quienes nos gobiernan, de las élites políticas y frente a tanta violencia ejercida por el poder, las MUJERES levantamos la VOZ, nos encontramos autoconvocadas y organizadas.  Y es por ello queremos escucharlas responder:

­¿Qué es ser mujer trabajadora en Venezuela?

 NOS REBELAMOS Y NOS PLANTEAMOS OCUPAR EL ESPACIO PÚBLICO CON NUESTRA VOZ DIGNA DE MUJERES TRABAJADORAS

Nos vemos el 9  de marzo a las 9:00 am en la Plaza Morelos de Bellas Artes. Lleva hidratación.

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