El pasado 20 de diciembre del 2020, pasamos un día muy colorido y alegre con la comunidad de El Naranjal, una comunidad rural ubicada en las periferias de la capital caraqueña. Esta comunidad, aunque muy rica en tradición, en autogestión, llena de fuerza y esperanza ha sido golpeada por el abuso de poder de las autoridades represoras y por la actual emergencia humanitaria compleja.
Las Comadres Púrpuras, Labo Ciudadano, Maigualida Ocaña, fuimos invitadas por compañerxs de El Agua Nos Une y la Universidad Autónoma Indígena (UAIN). Presenciamos la misa en la iglesia de El Naranjal y disfrutamos de la parranda navideña junto a La Naranja Gaitera: la gente gozó mucho, cantó y bailó, fue un ambiente agradable de mucha algarabía.
Luego desarrollamos una actividad de elaboración de muñecas de trapo destinado para las mujeres de la comunidad y que para nuestra sorpresa participaron adolescentes y niños ¡Qué cosa más buena!
La actividad tipo taller permitió comadrear entre todas, escucharnos, conectarnos y mejor aún, nos permitió conocer a estas mujeres que batallan día a día para solventar cientos de problemas en sus familias y su comunidad. Hicieron presencia en el lugar alrededor de cincuenta mujeres de muy diversas edades, en la ronda de presentación hablaron de sus gustos y aficiones que iban desde; ser cocineras, amas de casa, conuqueras, rumberas, cantantes, artesanas, bailarinas, hasta «chismosas», el buen humor, la receptividad y el ánimo se hacía sentir, y aunque muchas decían no saber mucho de manualidades o de elaboración de muñecas, la verdad nosotras tampoco, el resultado fue maravilloso.
Hicimos una ronda de conversa donde nos dividimos en parejas, para que entre comadres hablaran de cuál fue su primera muñeca y qué les hacía sentir. Mientras se hacía esa ronda se acercaron hombres de la comunidad con un arroz con coco muy sabroso y jugo de papelón. Luego empezamos con la elaboración de muñecas, contábamos con pocos materiales, pero a pesar de ello todas elaboraron muy emocionadas sus muñecas, adornándolas con telas, lentejuelas y muchos colores, una vez terminadas las alzamos juntas e hicimos una ronda donde cada una hablaba de los sueños de su muñeca y de cómo se sintieron.
Aprendimos con ellas y exploramos como niñas el tejido como un juego y la muñeca como un objeto simbólico en el que cada una se represente a sí misma. En esa muñeca plasmamos todos nuestros sueños, deseos y aspiraciones.
Terminamos la actividad, abrazando cada una su muñeca, que en realidad fue abrazarse a sí misma, y abrazándonos entre nosotras, tomándonos una foto grupal, fue un momento muy mágico lleno de mucha energía revitalizadora, de hermandad y de sororidad. Nos contentó mucho ser bien recibidas por esta comunidad tan llena de luz y amor y esperamos poder seguir soñando y tejiendo juntas.
Nos vemos pronto El Naranjal pa´bailar joropo y salsa.