Segundo día de las Conversas Púrpuras

La tercera entrega de las Conversas Púrpuras, que llevó por nombre “Hacia la erradicación de todas las formas de violencia posibles. Reflexiones en torno a la violencia”, se llevó a cabo entre el jueves 28 y viernes 29 de noviembre en la Sala Cabrujas, con el apoyo del Goethe Institut y Cultura Chacao.

La segunda jornada de las conversas se realizó el viernes 29 de noviembre. Se inició con las palabras de bienvenida por parte de las Comadres Púrpuras  quien realizó una síntesis de las conversas realizadas en la primera jornada e introducción a los temas de esta ocasión, luego se desarrollaron dos (02) mesas de trabajo que impartieron los temas de la “Realidad de las personas LGTBQI+ en Venezuela” así como el de “Organizaciones feministas y grupos LGTBQI+”, respectivamente, y como cierre de todo el evento se realizó un brindis y cierre cultural.

Con las palabras de la Comadre Carreño se dio la introducción a la jornada en la que se realizó un breve resumen de la jornada del jueves 28 así como el tema central que fue la articulación y alianza entre organizaciones de la comunidad LGTBQI+ y las organizaciones feministas con el propósito de que haya un replanteamiento de la agenda en el que se incluyan todas las voces posibles.

La primera mesa, cuyo tema fue la “Realidad de las personas LGTBQI+ en Venezuela”, inició con la ponencia de Marianela Tovar, integrante del colectivo Contranatura, que llevó por nombre “Nuestro Manifiesto de Cartagena”. Con una explícita alegoría al Manifiesto de Cartagena de Simón Bolívar, la intención del título, en palabras de la ponente, fue la exhortación a los grupos de la diversidad sexual en el país a que hicieran suya la idea de la retoma del poder, que hubiera en la agenda de la comunidad de diversidad sexual esa “vocación de poder”, fundamental en la lucha política. Marianela dio una mirada crítica a las individualidades y organizaciones dentro de lo que denomina los “grupos de diversidad sexual” en Venezuela y realizó un diagnóstico de los últimos 20 años en la que destacó que si bien con Chávez los asuntos de la sexo-genero diversidad se incluyeron en la “gran política” y se visibilizó la discriminación, al comparar a Venezuela con otros países el balance es negativo: no podemos hablar de que exista en el país un “movimiento” de diversidad sexual; no hay vocación por el ejercicio del poder y, por lo tanto, no hay una vanguardia política con un horizonte claro; hay poca formación teórica en la comunidad; se han reproducido formas patriarcales de liderazgo en muchos de los activistas. Por último, puso énfasis en que esta crítica la hizo con miras a que desde la comunidad se evalúen las acciones, las limitaciones, los errores y los aciertos, para su progresivo avance y transformación.

Con el título de “Una visión sobre la experiencia transmasculina en Venezuela”, Salvador Alejandro, integrante de la Colectiva Transgresores, expuso diferentes aristas de la experiencia de los hombres trans en el país y defendió el término trans que da cuenta de una transgresión al género que va más allá del binarismo propio de la heteronormatividad. Salvador señaló lo fundamental de desmontar los mitos propios del discurso biológico y heteronormativo que impone quién tenemos que ser y niega la autodeterminación de nuestros cuerpos dejando claro que no debe haber formas predefinidas de construcción del género y que lo determinante es el deseo individual de cada quien. Indicó cómo la experiencia trans trastoca todos los aspectos de la vida (familiar, laboral, social y dentro de la propia subjetividad) y cómo es necesario hacer frente al proceso de socialización vivido. Por otra parte, destacó que hay una violencia propia de ser trans (transfobia) que incluso se reproduce en algunas organizaciones e individualidades dentro del feminismo. Por último, indicó que dentro de la Colectiva Transgresores realizan espacios de formación, articulación, establecimientos de alianzas, en defensa de la identidad trans.

La última ponencia de la primera mesa de trabajo fue “Estragos de la crisis generalizada en la salud mental de personas LGTBQI+ y mujeres en Mérida”, en la que Emili Quintero, activista trans y queer, y Jau Ramírez, director del Movimiento Somos, describieron el trabajo de acompañamiento psico-social que su movimiento ha impartido con espacios de formación y sensibilización a través de una red de cinco grupos de apoyo para mujeres víctimas de violencia de género, personas VIH+ y la comunidad LGTBQI+ en su totalidad. Con la plataforma “No estás sole” se ha brindado formación a la comunidad, se ha sensibilizado a los integrantes de programas de salud mental promoviendo el reconocimiento de la diversidad evitando que sea patologizada. Señalaron que el objetivo principal es atender la violencia estructural hacia la comunidad LGTBQI+, destacando que la misma proviene muchas veces de las propias familias o planteles educativos lo que convierte en estas instituciones en espacios inseguros en la que se dan graves dinámicas discriminadoras. Por último, plantearon que si bien el grupo de apoyo “Soy, estoy, siento” han trabajado con la detección de psicopatologías, las secuelas de la violencia, la desconfianza constante, la ansiedad y depresión clínica en buena parte de la población LGTBQI+ atendida, la labor del grupo de apoyo es insuficiente para hacer frente al problema de la violencia estructural.

Dos días de encuentro y reflexiones para la transformación social

A continuación se desarrolló la segunda mesa de trabajo titulada “Organizaciones feministas y grupos LGTBQI+” en la que, en principio, se proyectó un video con varias intervenciones de otras organizaciones que no pudieron asistir a las conversas (Mulier, 100% estrógeno, Berenjena empoderada y Red Mérida feminista), y en segundo lugar, se realizó una metodología de trabajo en la que se desarrolló una dinámica colectiva que consistió en que las organizaciones participantes en la mesa dieran respuestas a dos preguntas generadoras: 1) ¿Cuáles son los desafíos hoy día para las organizaciones feministas? y 2) ¿Existe un feminismo “a la venezolana”? ¿Cuál debe ser la agenda del feminismo venezolano?

Ante la pregunta generadora: “¿Cuáles son los desafíos hoy día para las organizaciones feministas?” se dieron varias intervenciones: por el Movimiento Somos, Ivannova destacó que si bien hay una “agenda general” dentro del feminismo regional y mundial, la agenda nuestra debe enfocarse en atender la realidad venezolana, denunciar la falta de información y cifras por parte del Estado, cuestionar a las políticas del gobierno y visibilizar a las mujeres lesbianas, bisexuales y trans. Por otra parte, Joseph Soto, integrante de la Colectiva Transgresores planteó que un desafío fundamental es sumar al feminismo a todos los sectores, a mujeres y hombres en toda su diversidad; además, destacó que en el feminismo y en las organizaciones LGTBQI+ hay un acumulado de acciones y experiencias, por lo que queda pendiente la consolidación de redes y espacios de articulación entre ambas. Desde la colectiva Tejiéndonos Mujeres, Diana sostuvo que entre los desafíos subraya la necesaria exigencia de que exista una genuina atención a las mujeres por parte del Estado, que abordemos la violencia desde la contención y organización, y que se promueva el feminismo popular, no solo el feminismo intelectual o académico. Vanessa Vargas, de WebLab, argumentó que es un desafío importante derribar el miedo que genera el feminismo en algunos sectores, presionar para que desde el Estado se incluya la perspectiva de género y se visibilice la diferencia de género en todas las políticas públicas.

Desde la Araña feminista, Alejandra Laprea destacó como desafíos la sobrevivencia como organizaciones, la superación de las dificultades para la necesaria articulación entre las diversas organizaciones, la necesidad de crear un lenguaje propio, y la progresiva incidencia del feminismo en el sentido común: que llegue a ser impensable la violencia contra la mujer. Luisa Kislinger, de la ONG Mujeres en línea, recalcó en su intervención que debido a que el machismo es estructural y forma parte de los dos sectores hegemónicos de la política polarizada en el país (chavismo y oposición), es necesario hacerle frente a ambos, que un desafío importante es la búsqueda de financiamiento para sostener y expandir las actividades, y que ante las amenazas externas, y por parte de las instituciones religiosas, un desafío fundamental es la exigencia por que el Estado siga siendo laico.

Por su parte, Daniela Ropero, de Chamatec, indicó como desafíos que la academia entre a los sectores populares y a la juventud mediante la generación de espacios de formación y sensibilización, que el feminismo debe tener una mejor capacidad de adaptación ante la cambiante realidad del país, que el feminismo venezolano debe tener una perspectiva global y que hay que abordar el tema económico: la importancia del empoderamiento de las mujeres y su autonomía económica.

Desde Tinta violeta, Daniella Inojosa apuntó como desafíos esenciales incidir en la superación de la cultura machista a través de los talleres, espacios de sensibilización, a pesar de la crisis que nos hace cada vez más vulnerables; que se debe superar la polarización política nacional y aprender a disputar el poder real para eventualmente colocar la agenda feminista en la agenda política nacional. Anyoely Villegas, de la organización Faldas-r, acentuó que entre los desafíos se encuentra el desplegar estrategias de abordaje hacia las mujeres más jodidas y en una situación de precariedad que vaya más allá de los asistencial, que las mujeres populares sepan y puedan transformar su realidad; que es necesario superar la “elitización” del feminismo y que se procuren los espacios de articulación y encuentro.

La integrante de la organización Pan y rosas, Suhey Ochoa, intervino comentando que entre los desafíos está la necesidad de superar la polarización política dado que desde ninguno de los grandes sectores políticos en disputa (chavismo y oposición de derecha) hay interés en la agenda feminista, la necesidad de visibilizar el “feminismo clasista” como los movimientos feministas en Chile y Bolivia, y exhortó a armar un gran encuentro nacional. Por último, Kika Martorell, de las Comadres Púrpuras sostuvo que un desafío medular es el principio de autonomía en las organizaciones, que se insista en las demandas principales de la lucha feminista: la despenalización del aborto, la garantía de los derechos sexuales y reproductivos por parte del Estado y que se mantenga una educación laica.

Luego se inició la segunda pregunta generadora “¿Existe un feminismo ‘a la venezolana’? ¿Cuál debe ser la agenda del feminismo venezolano?” con las siguientes intervenciones: Kika Martorell, por las Comadres Púrpuras, sostuvo que sí es posible un feminismo venezolano, pero construido en el contexto de nuestra realidad, que nos permita conocer y reconocer nuestra historia; y la agenda no debe ser otra que la exigencia de la garantía los derechos sexuales y reproductivos, el derecho a la interrupción del embarazo, entre otros. Ivannova, del Movimiento Somos, planteó que sí es posible, y que se hace necesaria un feminismo que si bien vea la agenda de las feministas de otros países, pero que no plantee agendas automáticas, que priorice nuestra realidad. Luisa Kislinger, de la ONG Mujeres en línea, recalcó en su intervención que es posible un feminismo venezolano y que se debe insistir en tener un discurso claro para poder trazar objetivos precisos.

Por su parte, Daniela Ropero, de Chamatec, indicó que, si hay un feminismo venezolano que se ha ido transformando, que tiene un “nuevo rostro” con las nuevas generaciones que se han ido incorporando, y que se debe incluir en esa agenda la importancia de promover la independencia económica de las mujeres.

Desde la colectiva Tejiéndonos Mujeres, Diana sostuvo que sí es posible un feminismo venezolano, pero que recoja la diversidad de la mujer (mujeres madre, jóvenes, etc.), que vea las otras regiones del país (campesinas, indígenas, etc.), y que se articule con otras luchas (de los trabajadores, por la tierra).

Vanessa Vargas, de Weblab, argumentó que es posible un feminismo a la venezolana, y la agenda debe, en primera instancia, superar la polarización política y los egos de algunas individualidades, preponderar la sororidad y el reconocimiento de que sí se están haciendo trabajos dentro de las organizaciones.

Desde la Araña feminista, Alejandra Laprea destacó que hay varios feminismos “a la venezolana”, que en la construcción de la agenda se deben reivindicar los aciertos y conquistas alcanzados por otras generaciones, que las feministas entren en la disputa de los que debe ser la democracia, sin temer al poder, que disputen los espacios de poder.

Por otra parte, Joseph Soto, integrante de la Colectiva Transgresores planteó que sí hay un feminismo venezolano adecuado al contexto de la crisis actual, y que en la agenda se debe reivindicar un feminismo popular, colectivo, autocrítico, introspectivo, que reconozca los privilegios, que sea inclusivo y que tenga claro lo necesario de generar articulaciones y alianzas.

Desde Tinta violeta, Daniella Inojosa cuestionó el sentido de la “venezolanidad”, puesto que es heterogénea; que debemos superar la idea de que Venezuela se circunscribe a la dinámica caraqueña, por lo que debemos siempre construir un feminismo situado, territorial, que procure la unidad, pero que esta sea heterogénea, que promueva la diferencia.

Anyoely Villegas, de la organización Faldas-r, enfatizó que sí hay un feminismo venezolano, pero que es heterogéneo, y que se debe reconocer la diferencia, la diversidad y destacó la importancia del feminismo situado y de no “infantilizar” la sujeta popular.

Por último, la integrante de la organización Pan y rosas, Suhey Ochoa, comentó que sí es posible un feminismo venezolano, pero que debe ser heterogéneo e inclusivo de todos los sectores y organizaciones feministas, y reivindicó la perspectiva de clase en la agenda política.

Las palabras de conclusión a la jornada estuvieron a cargo de la Comadre Carreño hizo un recuento de las dificultades para llevar a cabo la tercera entrega de las Conversas Púrpuras, destacó cómo se dio un hilo que le dio conexión al conjunto de las intervenciones por parte de las 15 organizaciones participantes y que fue la importancia de la despolarización en la lucha política feminista, subrayó que cualquier sector oprimido debe ser reconocido como aliado y, finalmente, se dio un reconocimiento a la compañera Sathya Rengifo (Comadres Púrpuras) quien por razones ajenas a su voluntad no hizo presencia en las conversas.

El encuentro finalizó con un brindis y cierre cultural que consistió en una presentación de danza y poesía con la participación de María Fernanda Abzueta y la poeta Valenthina Fuentes, una presentación por parte de la agrupación musical Maisha, y una muestra del scribing realizado por la ilustradora, Deisa Tremarias durante las dos jornadas.

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