La tarde de este 25 de abril nos encontró en un círculo que poco a poco se fue llenando de confianza donde nos vimos, nos escuchamos, nos cuidamos, nos reímos y compartimos experiencias, expresamos libremente nuestros afectos sáficos, eróticos y diversos. También activamos nuestros poderes brujísticos y poéticos para finalizar una tarde llena de coincidencias y diferencias.
Con el juego de pasar la pelota de la palabra, empezamos a reflexionar y cuestionar desde lo anecdótico la vida de una persona que vive al margen de lo impuesto por la sociedad y decide expresar su existencia. Cada asistente al llegar se le entregaba una frase con la que debía abrir la conversa; reflexionamos sobre la falta de información del personal médico a la hora de atender a una mujer lesbiana, de los inexistentes métodos de protección para relaciones sexuales en personas con vulva.
También se habló de las relaciones de poder que no deberían existir en ningún vínculo afectivo, de los roles y estereotipos de género que se les asigna a algunas mujeres, de los clichés lésbicos, de lo crueles que son las terapias de conversión, de la importancia de la interseccionalidad que debe haber dentro de las organizaciones que apoyan los derechos LGBTIQ+ y de la salida del closet. ¡Del bendito closet!
Según el artículo, La vida de una lesbiana fuera del closet del portal de la organización Unión Afirmativa “Salir del closet es una expresión lingüística que se ha utilizado para referirse a la acción voluntaria y pública de una persona de expresar su orientación sexual no heterosexual. De tal manera que funciona como una analogía que ilustra la idea de mantener un aspecto de la vida encerrado, guardado u oculto, principalmente por temor a ser discriminado o estigmatizado por ser homosexual o bisexual; o dicho de otra manera, por no ser heterosexual.”
Pero varias de las asistentes comentaron que:
“No creo en el closet”.
«El clóset no existe. Es un show cinematográfico de la sociedad que se le impone a la comunidad LGBTIQ+ para reconocer su diversidad».
«La metáfora del clóset, más allá de lo que imponga la sociedad, es la oportunidad de aceptarnos a nosotras mismas».
“El clóset es un tema generacional, porque muchxs jóvenes actualmente se expresan sin miedo y son aceptadxs».
Entonces, nos quedamos encantadas con la variedad de miradas que existen de la metáfora del closet, ese espacio existente solo en la mente colectiva y que obliga a muchxs en algún momento de su vida a hablar de su orientación sexual con sus familias, en la escuela o en el trabajo para validar algo que no sabemos exactamente qué es.
La visibilidad, entendemos, debería basarse en respetar, validar y ver las diferencias que existen entre las personas; sin embargo, es casi imposible en la sociedad venezolana que cada vez está más presa del conservadurismo, los tabués y la falta de libertades por la cantidad de dogmas religiosos que se van imponiendo y que muchas veces no notamos por estar diariamente en la sobrevivencia que exige vivir en un país precario en servicios básicos, salarios y educación. Se hace cuesta arriba luchar por visibilizar las diferencias y diversidades, cuando hay que luchar por conseguir acceso a las necesidades básicas de cualquier ser humano.
Para finalizar la tarde, se realizó un recital de poesía donde cada asistente leyó uno o varios poemas de su autoría o de alguna autora. La lectura estuvo llena de erotismo, pasión y muchas risas.
Compartimos algunas fotos del encuentro:
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