El pensamiento desde el cuerpo

El cuerpo puede convertirse en un maravilloso e inteligente medio de expresión, alejado de los estereotipos, del bombardeo constante y cotidiano de imágenes trilladas y vacías de lo que serían la belleza, la sensualidad, el erotismo.

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A través de la danza, el cuerpo puede transformarse en un instrumento sensible con la capacidad de relacionar movimiento y pensamiento de manera íntima, como parte de un ser íntegro que piensa, siente, se relaciona y actúa. “Sin el pensamiento no hay más que proezas físicas”, palabras de Trisha Brown, coreógrafa y bailarina estadounidense, una de las fundadoras de la danza posmoderna, recientemente fallecida.

Reflexiones acerca del arte del movimiento 

Desde el cuerpo, el creador e intérprete dancístico percibe y comprende otros mundos sensoriales. Gran parte de su labor consiste en dar un sentido al movimiento. El movimiento como su materia prima, se define por sus relaciones con el espacio, el tiempo y sus dinámicas propias. “El itinerario interior que lo cualifica y lo reconoce como danza”, decía Alwin Nikolais al respecto (uno de los pioneros de la danza contemporánea)
 
El movimiento no necesita ser explicado bajo una lógica racional, es sólo movimiento. Pero todo lo que sucede en el devenir del movimiento, desde que comienza hasta que se extingue, ese itinerario interior puede convertirse en un mundo de significados, que construyen el sentido estético de la obra coreográfica.  
Bajo una lógica de movimiento se develan aspectos inexplicables e irracionales del comportamiento del ser y del sentir humano. También en la vida existen muchas cosas que no necesitan ser explicadas, simplemente nos conmueven, sentimos, intuimos y ante eso accionamos, reaccionamos, tomamos decisiones.
 
Apreciar el hecho dancístico es parecido, el espectador puede sentir, comprender y ser conmovido por lo que ve, a partir por su propia experiencia sensible, sin que haga falta que cada movimiento, imagen o gesto sea explicado.  

Pensar desde el cuerpo, tal vez irracional, ininteligible, caótica, misteriosa y muy intuitivamente, desde su propia inteligencia

La formación del bailarín está enfocada en un entrenamiento constante y riguroso, a través de técnicas dancísticas y de movimiento, muchas transmitidas por medio de la repetición e imitación. Técnicas y medios que brindan una gran capacidad de posibilidades expresivas, pero que a su vez dejan en la memoria corporal códigos, formas y maneras de moverse que pueden ser restrictivas para la creación y que (desvirtuadas) corren el riesgo de promover una danza egocéntrica y narcisista.
 
La danza como manifestación artística debería mantener su postura crítica ante toda manipulación de la imagen del cuerpo reducida y únicamente funcional para el mercado de consumo. Pero como en todo, una buena transmisión ayuda a descubrir las posibilidades creativas y expresivas del movimiento, de lo contrario solo fomenta el ego, el culto al cuerpo como un fin en sí mismo, con formas vacías y con falta de sentido y coherencia. (En todo caso son puntos de vista en relación a la pedagogía y la transmisión de la danza que requieren de una discusión inteligente y profunda, y que pueden ser controversiales).
El movimiento como eje de la creación dancística y el cuerpo como una herramienta fundamental, junto con los demás elementos escénicos (dado el caso), ayudan a completar el sentido de la totalidad de la obra escénica. En una entrevista Samuel Becket considera que “el artista está obligado a desaparecer como individuo ante lo que hace”.  
 
Pensar desde el cuerpo, tal vez irracional, ininteligible, caótica, misteriosa y muy intuitivamente, desde su propia inteligencia.
 
Un cuerpo pensante vinculador de mente y espíritu que propone a través del hecho dancístico, realizar una experiencia humana enriquecedora. Hacen falta más espacios que motiven y más ganas de seguir experimentando e inventando con otros medios para descubrir nuevos canales, para la imaginación y la percepción del mundo. 
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Desde hace más de 25 años trabaja de manera regular en la creación, producción y difusión de obras coreográficas.

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