Una hemorragia me sacó de mi letargo en el cuidado de mi salud y responsabilidad ginecológica, una larga noche, presa de una pregunta: ¿Y esta vaina?… transcurría entre coágulos de sangre y la incertidumbre que genera la pregunta ¿cómo resolver? en un país donde enfermarse no es conveniente…
El tema de la salud ginecológica cuando se presentan complicaciones que requieren cirugía es un tema que no abordamos las mujeres, en principio algunas no le hacemos caso, o nos retrasamos en la búsqueda de solución hasta que literalmente …la sangre llega al río … en mi caso, no fue en el río precisamente, la cosa fue toda una noche camino a la poceta …
Lo que me llevó a buscar ayuda al sistema de salud pública, pero la irresponsabilidad del Estado en la implementación de políticas públicas serias y programas sostenibles de gestión, en materia de salud sexual y reproductiva de las mujeres para este país, nos convierte en sobrevivientes, en mujeres que deben organizarse para sobrevivir y poder salvar su vida intentando buscar hacerse una cirugía de carácter ginecológico en el país, y frente a todo ello, sonreír para la foto…
Casualmente, para ese tiempo, vi una nota de prensa en donde la Alcaldesa de Caracas decía, palabras más palabras menos, en un operativo de salud en el Hospital El Algodonal, que iba a optimizar las instalaciones para atender al pueblo y especialmente a las mujeres, mientras a esas palabras las acompañaba una imagen de cuatro mujeres con una carpetica manila amarilla en mano y una placa de rayos x, sin mayor ropa que la bata quirúrgica, sentadas en pelota, cubiertas solo por la batica azul, para la respectiva foto…
Para mí, esa imagen me produjo tristeza e indignación porque no debería ser un hospital… deberían ser ¡TODXS! en el país completo, que deben estar debidamente acondicionados, el tema de la salud pública en el país pasa factura a familias enteras todos los días, la tragedia de un país en cuyos hospitales no hay en principio AGUA, menos ni para enyesar un brazo, la tragedia del sistema de salud pública en este país es demoledora, triste, implacable, desesperanzadora, en medio de una economía con altos índices inflacionarios y una neopolítica fiscal bodegonera, voraz, que solo termina apretando al más débil, al consumidor final…
Pero la tragedia de la salud pública en materia de salud de las mujeres no termina ahí. Es la tragedia de la falta de empatía de las doctoras, lo que vengo a contarte… Sí, digo Doctoras porque la anécdota va de mujeres, médicas, ginecólogas; que una piensa que están sensibilizadas con la tragedia de las mujeres en este país … ¡pero no!
Presa del pánico por esa hemorragia que no paraba, acudo a una consulta recomendada, presa de la emergencia me voy como cohete para un consultorio a todo trapo, bellísimo, cuyo pago por consulta me dejó «pelando bolas», para que la doctorísima solamente me dijera que tenía “muchos miomas”, así a secas, muchos miomas y yo, ajá y ¿entonces doctora, qué sigue, qué hago? … la cara le cambió cuando le confesé que yo no tenía seguro, confesión que hice en medio de una esperanza de sororidad pendeja, en la que yo aspiraba tontamente que la mujer en el ejercicio de la medicina en este país de emergencia, me ayudaría a buscar alguna alternativa.
El diagnóstico de muchos miomas así sencillamente y sin mayor explicación, fue acompañado de un erróneo protocolo, del cual me enteré después, me recetó pastillas anticonceptivas a doble ración dizque para “detener el sangrado” … el sangrado no cesó y yo estaba que no me soportaba a mí misma con esa doble ración de hormonas que me mandó a tomar la doctora … doctora a la cual le cambió la sonrisa cuando se dio cuenta que yo era una pelabola que no tenía seguro y que había quedado en la lona, nada más pagando la consulta en la hermosa clínica del sureste caraqueño… doctora que a la fecha es docente en el Hospital Universitario de Caraca (HUC) … pendiente ahí … UUUUCCV … con tu doctora antipelabolas …
Como soy una tipa desconfiada de un solo diagnóstico, de una sola opinión, me mandé a la semana siguiente para un reconocido centro asistencial social en el oeste de la ciudad, algo me decía que la cosa no estaba bien … y en efecto… no lo estaba… Una vez allí, el médico asignado no llegó, llamaron a otra doctora, quien atendió a dos mujeres al mismo tiempo, sí así como lo lees, al mismo tiempo, a ella le parecería el non plus ultra de la eficiencia, yo solo pensaba en la falta de consideración que eso me estaba generando, porque ya olía el mateo que me iba a dar… bueno así fue, pero a esta mujer se le ocurrió decirme todas las complicaciones catastróficas de mi condición si yo no me operaba rápido, y cuando le pregunté: ¿usted me puede ayudar a operarme o a orientarme doctora?, porque además no tengo seguro, me contestó: , “eso lo tienes que resolver tu”… ok … terrible mujer yo no soy médico, estoy presa del pánico porque no entiendo nada, sigo desangrándome y tú, en medio de una doble consulta, superficial y falta de empatía total, te ufanas en describirme todas las complicaciones que puedo tener con el útero como lo cargo y no me das ni una alternativa , una referencia, o por lo menos, alguna información que me calme los nervios?… pues no … jódete, resuelve tú … esta doctora también da clases, en la escuela de medicina con sede en el HUC, … eleva una oración amiga para que no te la encuentres … a la doctora del futuro catastrófico y la muerte inminente … las noches que siguieron a esa consulta yo no pude pegar un ojo…
Lo que intento reflexionar sobre estas líneas es que, no sólo el sistema de salud venezolano está roto, inexistente, depauperado, en crisis y jodido; sino también, lo están las médicas, mujeres que ejercen la medicina en Venezuela, la medicina ginecológica.
La falta de empatía, de sororidad, de consideración, incluso hasta de respeto, habla de la absoluta orfandad en la que nos encontramos las mujeres que intentamos resolver un problema de salud ginecológico, que no conocemos médicos, que no sabemos nada al respecto, porque el machismo, el patriarcado, también nos quita la posibilidad de hablar abiertamente de estos aspectos íntimos entre las mismas mujeres, y a nivel social y educativo en general; lo que quiero decir es que no está fácil abrir las piernas en una consulta ginecológica y que otra tipa te diga sin ninguna técnica argumentativa, de disminución de daños colaterales por la impresión negativa que pueden producir sus palabras, que estás jodida, que te puedes morir y que ella no te puede ayudar ni mucho menos orientar… “que pase la siguiente”… de vaina y no me dice : “suerte y gaceta hípica”. Indolencia por un tema económico, pero también por un tema de falta de empatía en las mismas mujeres del gremio médico hacia las pacientes.
Ciertamente, entiendo que mi caso no puede hablar por todas las mujeres que ejercen la medicina, pero no pongo en duda que el fondo de esta situación es que estas mujeres, en un entorno que ha sido predominantemente masculino, hayan adoptado para su propia sobrevivencia en el medio, esta actitud hostil, de falta de empatía hacia otras mujeres.
Esta violencia institucional y ginecológica también es el reflejo de una educación universitaria en medicina sin perspectiva de género y de derechos humanos de la mujer; que un tema tan sensible como lo es la salud ginecológica siga dictándose académicamente desde la perspectiva cientificista sin el enfoque feminista, tiene como consecuencia que se perpetúe este trato cruel, es imperativo que también las escuelas de medicina asuman esta labor, que se asesoren y que empiecen a cambiar la idea de la atención médica autómata e indolente.
Pero también ya es hora de que las mujeres que ejercen la medicina como médicas tratantes, se responsabilicen por esa actitud tan detestable y empiecen a rectificar en ese trato hacia sus pacientes mujeres, nadie que va a una consulta se siente bien, nadie va a un médico porque está en perfecto estado de salud, y menos una mujer con un problema ginecológico está preparada para recibir un trato hostil y menos de parte de otra mujer…
Finalmente, con mucho cariño para las Doctoras:
anti mujer pelabolas y futuro catastrófico final de muerte inminente… que las Diosas amparen a las mujeres que ustedes dos vayan a atender…