Danza | El necesario e inútil privilegio del instante

La necesaria autonomía durante la creación permite concentrarse en la calidad de la propuesta misma y tratar sin tapujos sobre cosas esenciales del ser humano y de su entorno.

Obra coreográfica de TF 50  (La Mitad) Compañía Nacional de Danza del Ecuador.
Obra coreográfica de TF 50 (La Mitad) Compañía Nacional de Danza del Ecuador.
Reflexiones acerca del arte del movimiento 
 
El único propósito de la danza es la danza misma. Dentro de las diferentes disciplinas artísticas, la danza contemporánea o el arte del movimiento, como lo llamaba uno de sus pioneros es tal vez una de las artes menos valorada en nuestras sociedades, acaso por su naturaleza abstracta o tal vez por una educación occidental que nos impone la necesidad de entender y justificar racionalmente todo lo que vemos, vivimos y sentimos.  
 
La obra dancística-coreográfica, así como la creación artística en general necesita para su creación la más entera libertad, libre de prejuicios morales y éticos, y libre de concesiones que lo determinen, es entonces cuando la condición de “inútil” es indispensable. Esta condición lo redime de las necesidades alienantes del consumo, de medirse en términos de productividad y de utilidad. 
 
La falta de utilidad en la creación artística revela su propio potencial, que de manera directa y sobretodo desinteresada busca tocar / despertar / llegar / conmover la mente y el espíritu del espectador. La necesaria autonomía durante la creación permite concentrarse en la calidad de la propuesta misma y tratar sin tapujos sobre cosas esenciales del ser humano y de su entorno.  
 
¿Acaso el trabajo útil y productivo es el único socialmente legítimo? 
 

    “Ser un hombre útil me ha parecido siempre algo horroroso”.

Charles Baudelaire
El término “inútil” no tiene ningún carácter peyorativo, ni facilista y no implica una falta de contenido. Tampoco es una idea original, ya en el siglo XIX varios artistas y filósofos emitieron ese postulado. Esa sociedad, decía el poeta Baudelaire, era la sociedad gobernada por el dios de lo útil: “ser un hombre útil me ha parecido siempre algo horroroso”. Reivindicar lo inútil como acto de rebeldía, Oscar Wilde escribió: “Todo arte es completamente inútil”. Además de rebeldía es una actitud crítica, característica inherente al arte, que tiene como único fin rescatar la completa libertad creativa.  
 
En el campo dancístico-coreográfico todo el trabajo se concentra en la comprensión del mundo desde el cuerpo, en el tratamiento del movimiento y sus relaciones con el tiempo y espacio, en el detalle del movimiento. Martha Graham, una de las pioneras de la danza contemporánea se refería al hecho dancístico, (citando al poeta Saint-John Perse) como: “…el privilegio del instante…”.   
 
Entonces la existencia inútil y efímera, propia del arte del movimiento, es la que devela el instante como una experiencia única e irrepetible, dejándonos acaso una huella en nuestros cuerpos. Sensaciones y sentidos que nos interpelan y conmueven, que solo reafirman que por ahora seguimos vivos en un aquí y ahora. 
 
Reivindicamos entonces el necesario e inútil privilegio del instante como un acto de resistencia, y que solo quiere ser danza, ser movimiento. 
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Desde hace más de 25 años trabaja de manera regular en la creación, producción y difusión de obras coreográficas.

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