Carta de un transmasculino venezolano al periodismo

Joseph Soto escribe: Carta de un transmasculino venezolano a cualquier persona que se precie de ser periodista (o vaya camino o pendiente de serlo)

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Ilustración | Mariquismo juvenil

07/06/2020 Joseph Alfonso Soto Márquez.  La pensé mucho antes de escribir esto y todavía no sé si tenga mucho sentido. Porque ahorita la gente va pendiente de consumir infos que no pasen casi que de 2 minutos y porque cada vez que une habla entonces une pelea demasiado, une es “demasiado agresive”, une se olvida del supuesto y supremo deber pedagógico de enseñarle la pobre gente prejuiciada sobre lo que une es… Y, en fin. Pero lo dejé de lado. Porque igual me sigue pareciendo fundamental dar cuenta, así sea sólo para leerme yo misme o gente cercana.

Hace unas semanas me contactan para hacerme una entrevista, para el medio digital Nius Diario. Como casi siempre que nos contactan por ser trans, de eso me entero después, porque se me ocurre preguntar y porque manifiesto abiertamente que me gustaría tener el resultado del trabajo. Porque realmente es algo que lxs periodistas no nos comunican (irónico, ¿no?).

Desde que comenzamos nuestra militancia y visibilidad como Colectiva Transgresores, y como sujetes transmasculines, diversos medios de comunicación nos han contactado para supuestamente retratar la realidad que vivimos y denunciar las vejantes y terribles cosas que experimentamos las personas trans en Venezuela. Y chévere, no es mentira: en muchas cosas estamos jodides. Pero lo cierto es que en CASI TODAS Y CADA UNA DE ESTAS EXPERIENCIAS (sólo saco una) lxs periodistas realmente NO NOS ESCUCHAN. Ni siquiera hacen el esfuerzo. Vienen con una cartilla prefijada de preguntas, con una intencionalidad bien marcada, con prejuicios y creencias sobre NUESTRA REALIDAD que se niegan siquiera a contrastar con lo que intentamos hacerles ver. Y así, está como bien difícil que siquiera se acerquen a una representación de lo que vivimos, que sea mínimamente respetuosa y refleje la amplia diversidad y complejidad de lo real.

Nos hemos dado cuenta de que lxs periodistas que nos contactan no quieren comunicar. SÓLO QUIEREN EXCUSAS para decir lo que en Venezuela está mal e instrumentalizarnos para una lucha política dañina e inútil, que no resuelve ni contribuye en nada y donde sólo quienes ya se han acomodado en algún buen privilegio se benefician. Porque lo que sucede con ese discursito de que si Maduro o Guaidó, que si la crisis humanitaria o “en Venezuela todo está bien”, no es nada más que eso. ¿Y nosotres? Pues bien gracias.

No creo que tenga que dar razones ni justificaciones a nadie, pero justo por lo que comento arriba me costó bastante acceder a la entrevista. De hecho, le comenté a la periodista que no iba pendiente de entrevistas en este momento, pero bueno. Insistió bastante porque necesitaba a alguien transmasculino, me ofreció acercarse a donde yo estaba para facilitar las cosas y yo cometí la ingenuidad de ceder, pensando que no sería nada del otro mundo, y que además me la había referido una persona de mi confianza.

En la entrevista, que menciono a riesgo de contribuir a difundirla aún más, se entrevista a una mujer trans que ejerce el trabajo sexual. Se entrevista a Rummie Quintero, una activista de años, estudiante de psicología, bailarina y deportista, también transfemenina, transfeminista, comunicadora popular y quién sabe cuántas cosas más. Se me entrevista a mí, se entrevista a otra chica trans que está en Venezuela por casualidad (porque la agarró la cuarentena) y se entrevistan otros compañeros que hacen shows de drags.

En la entrevista se nos nombra como personas transexuales. Se dice que vivimos en una sociedad atrasada y estancada frente a estos temas. Que el proceso de transición química es algo que las personas trans “debemos” hacer, que aún seguimos en la clandestinidad y que nuestras fiestas son estigmatizadas y que aún están reducidas a la noche y a los bares de Sábana Grande. Que las mujeres trans no tienen otras opciones más que el trabajo sexual y que TODAS pasan por ello. Ah, y también se dice que yo me automedico con tutoriales de internet.

Pues, quiero dar cuenta de mi posición y plantear lo siguiente:

a. Primero, NO somos personas transexuales, somos personas trans o transgéneras. El término transexual es algo acuñado e impuesto desde la ciencia médica dirigido a patologizarnos, a meternos dentro de un manual que certifique que supuestamente padecemos una enfermedad mental. Las razones por las que esto se hizo así son múltiples y desarrollarlas correspondería a otro escrito. Pero pues, señores y señoras periodistas: desde hace años el uso de ese término se viene dejando de lado, y desde el año 2018 oficialmente se saca a la transgeneridad del capítulo de trastornos del manual de la OMS (en el CIE-11). Así que investiguen un toque más antes de publicar, por favor.

b. Nuestra sociedad no está atrasada ni estancada. Muchas cosas han cambiado en los últimos tiempos, y eso ha sido también gracias a una lucha constante, sistemática e incansable de las personas trans y sexo-género diversas en general. Aquí en Venezuela, hay diversas organizaciones y activistas que dan cuenta de ello: Divas de Venezuela, la ASGDRE, Venezuela Igualitaria, Base Lésbica, Argelia Bravo, Marianela Tovar, Rodrigo Navarrete… Y si antes lo único que se podía escuchar sobre los transformistas es que éramos víctimas de la delincuencia policial en la avenida Libertador, pues, hoy también podemos decir que somos líderes comunitarios, activistas de derechos humanos, creadores, artistas y, en fin, gente profesional, trabajadora y echada pa’lante. No se trata de estigmatizar la prostitución o negar que continúa siendo un asunto problemático y para muches la única opción. Pero somos mucho más que eso.

c. La transición química o quirúrgica no es algo que las personas trans “DEBAMOS” hacer. Eso es decisión de cada quien, cada tránsito es único, mágico y particular. Lo dije insistentemente durante la entrevista. Pero bueno, evidentemente eso no se tomó.

d. Sobre las fiestas: el año pasado, Trasgresores: colectiva de personas trans, hizo un MATINEÉ brutal a propósito de su 1er aniversario en La Estafeta. También asistimos a la fiesta aniversario de la ASGDRE y, por supuesto, a la marcha del “orgullo”. Sin mencionar las fiestas maricas del Rajatabla, los conversatorios, las obras de teatro, las paradas sexo-diversas en la Plaza Bolívar, los congresos… Insisto, muchas cosas han cambiado (o, mejor: las hemos venido cambiando). Y eso va más allá de estar en un bando político o no.

e. Evidentemente no todas las mujeres trans pasan o tienen que pasar por el trabajo sexual. No sólo por una cuestión de privilegios, sino porque simple y sencillamente escogen no hacerlo. Cuando trabajé en la Oficina de la Diversidad Sexual me quedó bastante claro cuánto hemos luchado para eso, insisto. Entonces, señores y señoras periodistas, no se queden en el lugar común, estoy seguro que en su carrera les insisten en la importancia de investigar… Vayan más allá.

d. Que yo me auto-hormono con tutoriales de internet: Ok, yo no tendría por qué dar justificaciones de esto, de pana, porque eso no es problema de nadie e, insisto, cada quien hace su tránsito de la manera que puede y considere. Pero en un contexto como el venezolano, donde acceder a atención médica especializada y medicamentos en general es de por sí complicado, ser trans y declinar por la auto-hormonación es, al menos bajo mi experiencia, una de las decisiones más arriesgadas, meditadas y responsables que he tomado en la vida. Me ha tocado estudiar, familiarizarme con términos endocrinológicos, cambiar mi dieta y hábitos físicos, buscar asesorías con doctorxs en el exterior, revisar protocolos de atención médica establecidos en otros países, reunir centavito a centavito pa’ hacerme mis exámenes de control y dar bastantes tumbos para que alguien me los lea. Así que no, no me auto-hormono con tutoriales de internet. Y no es algo que haya dicho en la entrevista.

Para quienes no lo sepan, mi nombre es Joseph Alfonso Soto Márquez. Soy escritor, licenciado en Teatro mención Actuación, maestrante del Centro de Estudios de la Mujer de la Universidad Central de Venezuela, participante del Colegio Clínico del Foro del Campo Lacaniano de Venezuela, militante popular desde los 17 años, y por los derechos de la diversidad sexual y de género. Ah, y también soy trans. Así que para la próxima, señores y señoras periodistas, se les agradece un poco, sólo un poquito más de respeto.

Gracias.

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Somos un grupo de amigas, parias y rebeldes. Nos dimos cuenta que la brujería y los movimientos paganos comunicacionales son lo nuestro. Aún pateando calle y con un poco de paciencia, nos adentramos en el mundo cibernético. Ladramos, mordemos y cuando llega el momento nos ponemos el monóculo. Maestras en el arte comunicacional y politólogas, aferradas a la loca idea de cambiar al mundo con un poco de humor.

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