Baño terminal de la Bandera en Caracas

Baño de damas, vivo en un baño de damas

De la experiencia individual a la colectiva en los baños públicos de Venezuela

Toda mi vida he estado en un baño, incluso juego con la canción de Desorden Público y en lugar de decir: “valle de balas, vivo en un valle de balas”, canto: “baño de damas, vivo en un baño de damas”, por lo que considero que tengo autoridad suficiente para hablar, exponer, argumentar y quejarme de los baños públicos para mujeres. 

 

Y digo toda mi vida, porque mi vejiga siempre quiere hacer pipí. Y ya fui a revisión médica, todo está bien con mi vejiga, pero tomo mucha agua y por ende tengo que ir mucho al baño. 

 

Y esto en casa no representa un problema, porque bueno es el baño de mi casa con escasez de agua, pero es mi baño, la complicación empieza cuando estoy en la calle, dígase universidad, trabajo, haciendo las compras, una biblioteca, un terminal, un aeropuerto, un museo o una bar, restaurant, disco-club, que es cuando me toca esperar para ir la menor cantidad de veces a lo que llaman en las películas “el tocador”.

Baño terminal de la Bandera en Caracas

Sólo una mujer sabe a lo que hay que enfrentarse cuando se decide entrar a estos lugares que pueden ser muy agradables, pero que la mayoría del tiempo es un lugar sucio, hostil, ruín, sórdido, oscuro, maloliente y que no cumple con ninguna norma de salubridad. 

 

Ciertamente, los baños son lugares que nadie cuida, pero ¿por qué? si es un espacio íntimo a donde vamos porque tenemos que cubrir una necesidad de nuestro cuerpo y parece que como son los desechos orgánicos humanos pueden ser expulsados en cualquier lugar. Y bueno, sí, pero ya estamos en el siglo XXI y pasamos por todos los procesos de cambios necesarios para tener baños separados por cubículos y por género, aunque en el inicio los baños públicos eran espacios mixtos y de socialización.

Baño restaurante en Sabana Grande- Caracas

Afortunadamente, eso pasó, pero las condiciones para acceder a los baños públicos en este país son cada vez más difíciles para las mujeres, quienes tenemos que ir al sanitario por situaciones particulares de nuestra fisiología y que no han sido tomadas en cuenta para la construcción, ni el mantenimiento de los baños.

 

Espacios pequeños, sin puertas o con bisagras dañadas, sin lugar para colgar el bolso o la cartera, con las pocetas rotas, sin papeleras, sin papel higiénico, y obvio si no hay papel mucho menos productos para la gestión menstrual y sin agua es donde nos toca, por necesidad, orinar o peor aún vaciar la copa, cambiar la toalla o el tampón. Sin nombrar cuando toca defecar, necesidad que la mayoría de las mujeres preferimos hacer en nuestras casas por razones más que evidentes.

 

Por consiguiente, nos toca aprender con los años a orinar en la posición de hacer sentadillas, que es bien incómoda, con una mano en la puerta, sosteniendo la cartera con los dientes o la otra mano y pidiéndole a Dios que no se moje la ropa o que alguien no empuje la puerta.

Baño terminal de la Bandera en Caracas

Y me he preguntado por mucho tiempo la razón de que los baños para mujeres sean lugares tan desagradables la mayoría del tiempo y la verdad es que esto me lleva a pensar en la situación de nuestro país, porque no hay agua. Nunca hay agua o pocas veces hay agua y los locales, centros comerciales y afines no tienen estrategias para solventar la problemática que esto conlleva. Abren sus locales, se ensucian los baños, los baños siguen abiertos mientras en el local estén trabajando y es como que no pasa nada, aunque del baño pueda salir un monstruo.

 

Y bueno, en un local la gente está por su voluntad y sus ganas, pero ¿qué pasa en los recintos educativos? Los baños colapsan por la falta de agua y de mantenimiento y luego los cierran. Y realmente es inhumano que una persona esté más de 3 horas en un lugar sin ir al baño, porque eso acarrea problemas de salud. Y me pregunto ¿cómo alguien puede estudiar aguantando las ganas de orinar? o ¿cómo hace una estudiante para gestionar la menstruación en un lugar sin agua o con los baños cerrados?

 

Según datos del informe de la Asociación Civil Con la Escuela (2023), en una investigación realizada en 7 estados del país: “En 48,10% de las instituciones educativas los baños se encuentran inservibles”, “el servicio de agua es insuficiente en el 35,44% de las escuelas” y “30,37% de las escuelas se ven en la necesidad de suspender actividades escolares debido al precario servicio de agua potable”.
Esta información no contempla la situación de las universidades, pero no creo que sea muy diferente a lo que viven las y los estudiantes de básica y media general en Venezuela.

 

Pensar en ir al baño termina siendo una situación de riesgo, porque no tenemos ningún tipo de seguridad. Vamos acompañadas al baño para que nuestra amiga nos aguante la cartera, la puerta o para que vigile que no entre nadie, y esto lo hemos normalizado tanto que no nos importa. Nos quejamos o nos tapamos la nariz, hacemos lo que vamos hacer con el mayor cuidado posible y salimos, aunque si es un baño 5 estrellas, como le llamo a un baño decente, le decimos a las otras mujeres que pueden ir con confianza.

 

Y claramente, hay que hablar de las mujeres embarazadas que tienen que orinar mucho más que todas las demás mujeres y tienen que pasar por todo lo que describí anteriormente, pero con más riesgos porque tienen una panza más grande y son más propensas a sufrir infecciones, pero parece que el baño está en la última de las prioridades de las personas responsables de su mantenimiento, y no hablo de quienes hacen el aseo.

Baño restaurante en Sabana Grande- Caracas

En eventos populares como conciertos o show en vivo o actos políticos colocan los famosos baños portátiles, para mí, el peor enemigo de una mujer, una cámara de tortura, una desgracia de plástico de 2.25 metros de alto y 1.12 metros de ancho (que alguien me explique cómo esa idea pareció buena). Hay que ser expertas para orinar en uno de esos y no morir. Y no entiendo cómo en conciertos donde una paga la entrada, costosa en muchos casos, tienen esos baños que de verdad nos ponen en unas situaciones de ansiedad muy altos, tenemos ropa que no es fácil de quitar o con mucha tela.

 

Ir a un baño público no debería ser un escenario de preocupación y angustia para las mujeres, hay que poner la conversación en la mesa, porque los baños significan dignidad y cuidado. No podemos avanzar si no podemos tener garantizada una necesidad básica como orinar, y digo esto porque muchas niñas y adolescente faltan al colegio por no poder gestionar su menstruación, y muchas mujeres se ausentan del trabajo porque no hay agua y pueden sufrir infecciones por aguantar las ganas de orinar durante la jornada laboral. Lamentablemente, sabemos que esto sucede, pero acceder a datos es bastante complicado en el país en el que vivimos. 

Baño de damas bar-restaurante en Puerto Ayacucho- Amazonas

Hace poco unos estudiantes de sociología de la UCV realizaron una protesta en los pasillos de la escuela, porque los baños están cerrados la mayoría del tiempo y tienen que ir del piso 7 al 5 o planta para poder hacer uso del sanitario, aunque los baños están abiertos cuando eventos que no están relacionados con las actividades de la escuela, según palabras de los estudiantes. Esta protesta debería inspirarnos para exigir mejores condiciones en todos los espacios donde tenemos que movernos en la vida y que requieren de un baño que nos proporcione por lo menos las condiciones de agua y seguridad que necesitamos.

 

Aunque la meta es avanzar hacia baños dignos para todas las personas, en este caso, cómo mujer, son exigencias que , no sólo van con el cambiador para bebés que agregaron hace poco y que no parecen tan útiles, sino con agua, más cubículos, cubículos más grandes, más lavamanos, jabón, papel y productos para la gestión menstrual.

 

Todo esto hablando de personas típicas y sin ninguna condición motora, porque una persona con cualquier tipo de discapacidad debe esperar llegar a casa, en la mayoría de los casos, para poder hacer uso del baño, porque son lugares que pocas veces, para no decir nunca, tienen condiciones para poder orinar o defecar con seguridad, confianza y sin peligro alguno. El en capítulo IV, artículo 31 de la Ley Para Personas Con Discapacidad (2006) reza:

 

Las áreas comunes de zonas residenciales, los diseños interiores para uso educativo, deportivo, cultural, de atención en salud, centros, establecimientos y oficinas comerciales, sitios de recreación, turísticos y los ambientes urbanos tendrán áreas que permitan desplazamientos sin obstáculos ni barreras y el acceso seguro a los diferentes ambientes y servicios sanitarios a personas con discapacidad.

 

Es decir, todos los establecimientos del país deberían contar con acceso, ambientes y baños acondicionados para las personas con dificultad motora, pero esta es otra deuda que tenemos como nación.

 

Por lo que, tenemos que cansarnos de tener que hacer parkour para poder orinar o cambiar la toalla o vaciar la copa, o simplemente no poder hacer uso del baño porque no tiene condiciones para todas las personas. Debemos exigir que todos los lugares sanitarios sean decentes, inclusivos y con perspectiva de género, porque parece que el plan, y quizás me pongo conspiranoica, es que no salgamos de nuestras casas y abandonemos los espacios públicos por no tener acceso a un baño con condiciones mínimas para la dignidad. 

 

 Referencias:

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